Entre estas últimas se encontraban algunos
americanismos como “yuyo”, término procedente del quechua utilizado en
Sudamérica para referirse a las malas hierbas, o el verbo “champurrear”,
originaria de Nicaragua, donde se emplea con el significado de “obtener algo
con facilidad”. Junto a ellas términos arcaicos como “carriño”, referido a una
parte del antiguo carruaje utilizado para transporta piezas de artillería;
“bes”, medida de peso equivalente a “ocho onzas”; y “duunvirato”, régimen
político de origen romano. Además, figuraban otras como “bacallao”, “bago”,
“aruñar” y “apotegma”. “El ejercicio tiene por objeto conocer sus conocimientos
sobre ortografía”, destacaba el enunciado que también resaltaba que los errores
penalizaban.
La complejidad del examen provocó la protesta de
numerosos candidatos a ingresar en la Policía, pero también del SUP que ya en
enero denunció que la prueba “no evaluaba el nivel de competencia de los
aspirantes”. Ahora, el sindicato ha emitido una segunda nota en la que vuelve a
criticar la “selección de términos que jamás se utilizarán en la labor policial
de uso reservado para eruditos”. Por ello, sus representantes piden “depurar
responsabilidades” ante lo que que consideran un “descrédito para nuestra
institución”. Desde el sindicato también se destaca que en mayo de 2015 ya se
produjo una situación similar con “errores e incorrecciones ortográficas” que
entonces obligaron a anular 12 preguntas de aquel examen.
Desde la Dirección General de la Policía se reconoce
la dificultad de la prueba y que ha sido precisamente esta la que ha llevado a
anular la misma para que sus resultados no se tuvieran en cuenta a la hora de
declarar apto o no apto a los candidatos. En este sentido, admiten que con los
resultados que arrojó la misma el número de aspirantes a hacerse finalmente con
una de las plazas ofertadas hubiera quedado muy lejos de este número y no se
hubiera cubierto la oferta pública de empleo. Finalmente, y tras dar por “no
válido” el ejercicio de ortografía, 3.490 candidatos superaron esta segunda
fase de la oposición. Serán ellos los que en los próximos días se enfrenten a
la última criba que decidirá quién acudirá finalmente a la Academia de Ávila
para convertirse en policía. Ya no se tendrá en cuentan si supieron si “bes”,
“yuyo” y “champurrear” estaban correctamente escritos.
COMENTARIO: La verdad es que no sé cómo interpretar ese examen.
Desde hace muchos años soy un lector empedernido y me considero incapaz de
descifrar esas palabras que se citan. Para suspender a alguien no hace falta
tanto exotismo. Simplemente con poner un dictado donde haya bes y uves, haches
y se contabilicen los acentos (su ausencia) hay para suspender a licenciados en
licenciaturas varias. No sé quién habrá tenido la ocurrencia de meter esas
palabras. Seguro que quien las ha rebuscado en el diccionario de la RAE (si es
que están) no las conoce ni poco ni mucho. A mí no se me habría ocurrido ni
harto de Gaseosa Gran Reserva estas ocurrencias.LA
RECORTA…
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